Porque sí, porque la vida lo quiso, soy así. Apasionada y dulce, analítica, pragmática. Acepto la realidad, no me engaño más. Ya me engané, ya me engañaron. Lo lamento, por ellos, no por mi. El dolor, como el sol, madura, forma. y por eso, porque sí... Soy asì.

jueves, 24 de diciembre de 2009

¡FELIZ NAVIDAD!

Queridos amigos y seguidores les deseo una
muy ¡Feliz Navidad!
un pequeño regalito para ustedes.
Rorry, la Charo



jueves, 3 de diciembre de 2009

Quizás ahora ...




Eran las ocho y cuarto de la noche cuando Ana llegó a su casa... Encendíó las luces ambientales y entonces empezó a sonar la tan conocida melodía que anunciaba la aparición de un cubo-mensaje.

Quiso destruirlo antes de que se ejecutara, pero no llegó a tiempo. El "cubo-mensaje" ya se había materializado llenando el ambiente con bellas imágenes holográficas, y sugerentes voces que surcaban el espacio, con el fondo de una tenue y pegadiza melodía. Fue tan rápido el proceso, que no pudo evitarlo y quedó parada en medio de la sala contemplando fascinada el espectáculo que se desplegaba ante sus ojos. El avance de las técnicas subliminales de publicidad, las hacía cada vez más difíciles de evitar y, por ello, sumamente peligrosas para una compradora compulsiva como ella. Los mensajes luminosos la circundaban., sumergiéndola en una suave marea de placer y complacencia, mientras que las voces repetían:
-¿Está cansada de dar ordenes a su servidor personal?... ¿Siente que inútil gasto de energía tener que indicarle todas y cada una de las cosas que debe hacer?... Ahora no le va a pasar. Luego de realizar una encuesta entre más de 100.000 consumidores de su edad, nuestra empresa llegó a la conclusión de que el Asistente Personal modelo 1031 no cumple con las expectativas que rodearon su lanzamiento al mercado.

En consecuencia y continuando con nuestra política de satisfacer las necesidades de nuestros clientes nos pusimos en acción para solucionar este problema y ahora tenemos la satisfacción de darles a conocer nuestro nuevo producto: El modelo 1032 Plus!!! … ¡FEDRA! La perfecta asistente.
Fedra, un robot con apariencia femenina que será programada de acuerdo a la personalidad de su dueña. Esto puede ser ya que todo aquel que la adquiera deberá contestar un detallado cuestionario que permitirá programar a Fedra para que ella conozca los gustos, antipatías, debilidades e incluso las metas que se ha propuesto alcanzar su dueño y actuar, en consecuencia, para colaborar en la realización de los mismos.-
Fue este último párrafo el que llamó la atención de Alicia. Fedra podría ser lo que ella necesitaba para lograr los objetivos que se había impuesto y no lograba alcanzar.

Mecida por la dulce y pegadiza melodía de la propaganda, se acercó a la computadora. Buscó la dirección de la empresa de robótica y ingresó su contraseña. Tras contestar interminables cuestionarios, según la psico-vendedora, eran necesarios para la buena programación del perfil psicológico del asistente personal, le informaron que su Fedra estaría cumpliendo sus funciones, en las primeras horas de la mañana siguiente.

Cuándo terminó la transacción, Ana se quedó largo rato pensando en las preguntas que le habían hecho: “¿Qué música le gusta?... ¿Cuáles son sus horarios?... ¿Está conforme con su peso? ... ¿Tiene fuerza de voluntad?... ¿Tiene una personalidad adictiva?... ¿Le gusta madrugar?... ¿Es indulgente consigo misma?... ¿Qué espera de su asistente?... ¿Le gusta hacer ejercicio?... ¿En qué gasta su dinero?”

Bueno –pensó-, supongo de después de contestar tantas preguntas no tendré que indicarle cómo me gustan las tostadas, cuál debe ser la temperatura de la ducha ni qué comidas me gustan. Sobre todo espero que, tal como le dije a la empleada, me ayude a superar esta pereza que me domina y así alcanzar mis metas.

Eligió para cenar una deliciosa crèpe de champiñones, un helado de frambuesa y, después del consabido café con crema, se acostó. No podía dormir, pues estaba muy excitada pensando en la nueva servidora, pero al fin logró conciliar el sueño.

Eran las seis de la mañana cuando despertó sobresaltada. Las paredes del dormitorio vibraban al compás de la música de relax que había programado en el despertador. Era la que había elegido, pero estaba tan fuerte que en vez de relajarla la puso muy nerviosa. Extendió la mano buscando el radio-reloj, para bajar el volumen, pero no lo encontró en el lugar acostumbrado. Lo buscó con la mirada y lo vio sobre la cómoda, a dos metros de distancia de la cama. No tendría más remedio que levantarse para apagarlo. Al salir de la cama, sintió tanto frío que se le erizó la piel. Manoteó el control térmico para elevar la temperatura, pero no pudo pues el botón había sido sellado con plástico en ocho grados Celsius
.
Apagó el despertador y se metió, rápidamente, en la cabina sanitaria con la esperanza de que una buena ducha la haría entrar en calor. Pero su esperanza resultó infundada... ¡el agua estaba tan helada como el dormitorio y el aire caliente se cortó antes de secar por completo su cuerpo! Esto aumentó su irritación. Tendría que hablar con el encargado de mantenimiento del edificio. Pagaba bastante alquiler como para recibir un servicio tan ineficaz.

Fue al placard a buscar un sweater y notó que le faltaba la mayor parte de su ropa. Apenas habían quedado sus prendas de gimnasia y los uniformes que usaba en el trabajo.Mientras se vestía con la ropa más gruesa que pudo encontrar, a fin de soportar él frió, un reconfortante aroma a tostadas llegaba desde la cocina. ¡Una buena! -dijo para sí- al menos allí todo funciona bien. En ese momento recordó que era el primer día de Fedra, su nueva asistente personal..

Reconfortada por la idea de un rico desayuno, se ubicó ante el Servo-maquillador, seleccionó "Arreglo matutino" y, tras oprimir el botón cerró los ojos, dejando que el artefacto cumpliera con su cometido. Cuando sonó la chicharra anunciando el fin del proceso, abrió los ojos para comprobar si todo había quedado bien... Un gutural gemido de angustia salió de su boca. En vez de ver su cara maquillada con los suaves tonos pasteles que tan bien le quedaban, el espejo le devolvió una imagen patética. Parecía una matrona, con el pelo tirante hacia atrás, enroscado en un rodete y la cara maquillada de una manera tan severa que la hacía parecer diez años mayor.

Rápidamente, se quitó el maquillaje y tras desatar el rodete y aplicarse unos toques de rosa en las mejillas,, logró recuperar un aspecto casi normal. De reojo, veía como los minutos corrían, veloces, en el reloj digital. Un olor extraño, invadió el dormitorio. Llegaba de la cocina y anunciaba que el desastre se había extendido hasta allí. No había duda- Todo iba de mal en peor.
Cuando salió de su habitación trató de no entrar en pánico, al ver los cambios realizados en la casa, por Fedra mientras ella dormía.
Ya había comprobado que de su placard faltaban sus prendas favoritas, pero ahora en el living se encontró con algo peor. Los sillones parecían desconocidos pues habían desaparecido los muelles y coloridos almohadones que había mandado hacer especialmente para ellos. En vez de la cálida alfombra de piel ecológica, el piso ahora estaba sido revestido con linóleo. Sus cuadros y porcelanas habían sido reemplazados por vibrantes carteles de acrílico que se encendián y apagaban con leyendas tales como: ¡No cejes hasta llegar a la meta! ¡Tu puedes! ¡No pierdas el tiempo!... La alacena desbordaba de cajas y cajas de alimento hipo-calórico deshidratado para dietas del doctor Carmalat.

En la cocina, en vez de sus deliciosas tostadas con jamón y queso halló galletas de arroz tostadas. La caja de bombones había desaparecido y el freezer de helados brillaba por su ausencia.
Furiosa, abandonó la cocina y volvió al living donde la aguardaba Fedra (su nueva asistente) con una estereotipada sonrisa de látex y exclamó:
-Qué hiciste! ¿Dónde están mis chocolates, mis helados, los refrescos? ¡Quiero mis vestidos de cachemir de nylon? ¿Por qué hace tanto frío en el departamento? ¿Por qué convertiste mi hermoso y cálido refugio en un recinto frío y desapacible? Esto parece un cuartel, no mi hogar. ¿Por qué hiciste esto?... ¿Por qué?... Por que?...

-Ana, no te enojes,- contestó el androide- solo he cumplido con mi programación… Luego de un silencio, prosiguió con una voz que pretendía ser cordial- Según consta en mi memoria, reconociste ser derrochona, golosa, auto-indulgente e impuntual. Que deseabas cambiar. Que querías tener más fuerza de voluntad y que para ello ibas a contar con mi ayuda.

Sobre la base de estas afirmaciones hechas en el momento de mi adquisición, procedí a quitar de este sitio todos aquellos objetos que favorecieran tu molicie y te alejaran de las metas que dijiste querías alcanzar.
Entonces… ¿Qué puede ser mejor que la comida de dieta para tí? ¿Cómo no eliminar los chocolates, helados, refrescos y todas las calorías vacías que en nada contribuyen a tu salud, pero sí aumentan tu peso? ¿Por qué permitir que el agua caliente contribuya a aflojar tus músculos, cuando el agua moderadamente fría la afirma, activa la circulación y evita la celulitis?...

He seguido todas las indicaciones, favoreciendo el cumplimiento de tus íntimos deseos. No entiendo tu disgusto. Después se quedó en silencio... aguardando con expresión vacía la aquiescencia de su dueña.

Ana, furiosa, no respondió. Simplemente abrió el pecho de la robot y arrancó la fuente de poder mientras pensaba en los interminables trámites que tendría que realizar para desprenderse de ella y recuperar, al menos, una parte del dinero.

Mientras lo hacía, juraba y perjuraba que nunca, pero nunca más volvería a comprar algo por medio del Telemarketing digital...

Fue en ese momento que una conocida melodía anunció la llegada de otro cubo mensaje. Suaves luces y bellos aromas llenaron el ambiente mientras una voz dulce le decía… ¿Está cansada de protestar por las compras que realiza sin pensar? ¿Se arrepiente de lo que ha comprado siguiendo un impulso incontrolable?...
¡Le ofrecemos la solución a su problema! ¡In-hipnos! El inhibidor de hipno-propaganda que la liberará de toda influencia subliminal. No deje pasar la ocasión… Si lo compra ahora, recibirá, sin cargo, el curso “Como liberar su hogar de la programación sub-liminal”.

Sin detenerse a reflexionar, automáticamente, se dirigió a la consola de la computadora, introdujo su contraseña y habilitó la dirección de Ventayette...

Quizás ahora sí podría vencer su compulsiva manía de comprar.

María del Rosario Márquez Bello
Rorry, la Charo


Buenos Aires, 3 de diciembre de 2009
Derechos Reservados

 
Web Stats