Ella recorría su camino con premura
buscando avariciosa, el horizonte.
Yo, dibujo las paredes con mis manos,
procurando adivinar dónde me hallo.
Ella soñabaun futuro feliz y luminoso,
colmado de proyectos y aventuras.
Yo, vivo un presente oscuro y azaroso,
pleno de incertidumbres y de ocasos.
Somos una, lo se; y no lo somos,
sufrimos desengaos y creamos utopías,
ella se qued con un quizás, un yo podría.
Yo, me convert■ en un triste ya no puedo.
Ella fue caudal de ilusiones y promesas
yo un cúmulo de proyectos cercenados.
El excéntrico juego de la vida,
hizo de mi ser una hoja al viento.
Me arranc impiadoso, en mediodía,
y me llev a la penumbra vespertina,
para dejarme después en un remanso,
esperando el ocaso que se acerca.
No te asustes, no digo que me rindo,
acepto con renuencia, mi destino.
Tras la niebla que empaña mi mirada
veo transcurrir la vida de los otros.
Supongo que el día en que nací
ya tenía una tarea encomendada.
Y cu£l es?- preguntas, intrigada.
Ser tan sólo testigo y narradora
de aquello que acontece en otras vidas.
Rorry, la Charo
María del Rosario Márquez Bello
Buenos Aires, 13 de octubre de 2019
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