SADIE

Alta y flaca, pero no “fané y descangayada” como dice ese tango que saben pasar en el burdel, al contrario, si fuera por sus músculos, se diría que en vez de hacer gimnasia, se dedica al boxeo. Anda por la treintena, piel negra, nariz ancha y boca generosa. El pelo corto que a veces cubre con una peluca rubia.
–Es que los tipos tienen esa fijación- explica, con una mueca de desdén,mientras la acomoda.-
Tiene un don especial para contar chistes. En especial los de humor negro, que se ríen de la desgracia ajena. Pone cara de estúpida, y repite las barbaridades más atroces, como quien no sabe lo que está diciendo. Palabras soeces brotan de sus labios, sin que cambie su expresión de absoluta inocencia. Los que la escuchan no pueden creerlo, y algunos se sienten excitados, lo que es bueno para su negocio.
A veces, se sienta en un rincón y pasa horas acariciando a un gatito que la sigue por doquier. Eso también es bueno para su negocio, ya que los hombres miran hipnotizados cómo su mano recorre el cuerpo del animal, una y otra vez, interminablemente.
Tiene los ojos de un color castaño oscuro, con una chispa de avellana en el fondo. Los cierra cuando ríe. A veces es una sonrisa franca, una carcajada desbordante, otras una mueca irónica y nada más. Depende de las copas que ha tomado. El alcohol favorece la tristeza. La sobriedad permite la esperanza y la alegría. Charlatana y expansiva, de pronto se detiene y calla. Mira a su alrededor como buscando, hasta que encuentra algo que la saca de su encierro.
Vive en un departamento de un ambiente, que no termina de decorar. Parece que en cualquier momento puede meter todo en la valija y buscar otro lugar. Un placard abierto, descubre un remedo de kitchenet. Un anafe, la pileta y mínima heladera, que apenas caben en ese pequeño lugar. Un muñeco “patas largas” cuelga de la puerta del baño. Junto a la pared, pintada de azul, un diván de una plaza. Lo cubre una manta de crochet, tejida en largas horas frente al televisor. A ese lugar tienen acceso sus amigos y, en especial Mike, su vecino.
Tiene un don especial para contar chistes. En especial los de humor negro, que se ríen de la desgracia ajena. Pone cara de estúpida, y repite las barbaridades más atroces, como quien no sabe lo que está diciendo. Palabras soeces brotan de sus labios, sin que cambie su expresión de absoluta inocencia. Los que la escuchan no pueden creerlo, y algunos se sienten excitados, lo que es bueno para su negocio.
A veces, se sienta en un rincón y pasa horas acariciando a un gatito que la sigue por doquier. Eso también es bueno para su negocio, ya que los hombres miran hipnotizados cómo su mano recorre el cuerpo del animal, una y otra vez, interminablemente.
Tiene los ojos de un color castaño oscuro, con una chispa de avellana en el fondo. Los cierra cuando ríe. A veces es una sonrisa franca, una carcajada desbordante, otras una mueca irónica y nada más. Depende de las copas que ha tomado. El alcohol favorece la tristeza. La sobriedad permite la esperanza y la alegría. Charlatana y expansiva, de pronto se detiene y calla. Mira a su alrededor como buscando, hasta que encuentra algo que la saca de su encierro.
Vive en un departamento de un ambiente, que no termina de decorar. Parece que en cualquier momento puede meter todo en la valija y buscar otro lugar. Un placard abierto, descubre un remedo de kitchenet. Un anafe, la pileta y mínima heladera, que apenas caben en ese pequeño lugar. Un muñeco “patas largas” cuelga de la puerta del baño. Junto a la pared, pintada de azul, un diván de una plaza. Lo cubre una manta de crochet, tejida en largas horas frente al televisor. A ese lugar tienen acceso sus amigos y, en especial Mike, su vecino.
No tiene familia, se los llevó la vida hace tiempo. En la pared hay dos fotos. En una, se ve a un matrimonio con su hija. Está muy ajada y desteñida.
En la otra, sonríe una adolescente con un diploma en la mano. Sobre la mesita , junto al diván, la foto de un bebé y un frasco con píldoras rosadas, esas que toma cuando despierta de noche gritando después de soñar con aquella navidad, y nada más.
El resto, en su mente y sus recuerdos, que muchas veces intentó acallar.-
María del Rosario Márquez Bello
Rorry, la Charo
2 de octubre de 2009
Derechos Reservados
Dolor en los dedos al escribir esta historia, aún así, es seductora y envolviente...
ResponderEliminarBesos querida Rorry
Gracias
ResponderEliminarWspero que te guste la continuacíon......
Un beso
¿Y qué pasará después? Me he quedado con la intriga.
ResponderEliminarBuen domingo, Rorry. Yo estoy pasándolo jugando. Un beso
Muy buen inicio, me alegra saber que tiene segundas partes.
ResponderEliminarMelibea
ResponderEliminarPues así va siguiendo este cuento, anoche a última hora pegué la segunda parte.
Con respecto a mi domingo. Fué un día luminoso pero triste.Escuchando cantar a "La negra" en la primera versión de "Mujeres Argentinas" de los años 60..
Un beso...
¡Feliz comienzo de semana!
Gracias Cecilia
ResponderEliminarAnoche a última hora publiqué la segunda parte....
Espero que te guste.
Un beso y Feliz comienzo de semana....
Simplemente maravilloso, nadie describe como tú. ERES ÚNICA. UN ABRAZO.
ResponderEliminarme atrapó y ya me voy por la 2da parte.
ResponderEliminarYo fui al cine a ver LA VIUDA DE LOS JUEVES....me decepcionó, el libro un poco mejor.
Estaba muy angustiada por la muerte de la Negra Sosa y decidí salir......
besos
Gracias Alma!
ResponderEliminarTus palabras son caricias para mi alma y ¡para mi ego!
Es que sé que la narrativa no es tan valorada como la poesía en los campos del cyberspacio (quizás porque obliga a leer un poco más) y cada comentario es un aliciente para continuar.
Saludos agradecidos
Rorry
Quise devolverte la visita pero me parece que en este momento estas en un periódo de ¿"ocio creativo"?
De nuevo agradezco tus palabras y gracias por visitarme.
Hola SUSU!!!
ResponderEliminar¿Te atrapó? Espero que la segunda parte te haya resultado tan atrapante como ésta.
Y seguirá el suspenso hasta la Tercera. ¡Ojalá que les guste!!!
Que pena lo de Mercedes. En mi otro blog (un yo que sé, un no sé cuando...) subí la canción de Alberto Cortes "Cuando un amigo se va" pues creo que refleja lo que sentimos todos.
Un besoooooooooo y espero tu opinión sobre la segunda parte de este cuento en capítulos....
Rorry
RORRY!!
ResponderEliminarESPLENDIDA Y MUY CALIDA TU PAGINA!!
REALMENTE UNA ESCRITO RA DE LUJO!!!
BESOS
MARTHA
MARTHA!!!
ResponderEliminar¡Que alegría!¡Que sorpresa! Gracias por tus palabras y por ser una de mis seguidoras.
Es un placer recibir tu visita...
Besoss
Rorry